Un lápiz que garabatea casi solo en una mano. En la otra, el teléfono. De repente, una voz grave y profunda de hombre rompe el silencio al otro lado de la línea. «Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple», se escucha. Menos de un minuto del libro El Nombre del Viento recitado al oído y quien aguarda se transporta al mundo creado por Patrick Rothfuss. Al volver a la realidad, la explicación: en Penguin Random House han sustituido la musiquita de espera por unos segundos de audiolectura.
Se trata de la última incorporación tecnológica al mercado literario, un sistema que, pese al romanticismo que envuelve a la industria, ha entrado en el sector por la puerta grande. «El audio en general está teniendo un boom en negocios donde ya estaba aceptado, porque todo el mundo tiene ya dispositivos para escuchar, porque los canales digitales tienen mucha fuerza y porque, en general, ha habido un auge del audio», explica la Directora de marketing, comunicación y desarrollo de negocio de la editorial, Carmen Ospina. «Todo el mundo está enganchado a los podcasts, todo el mundo puede escuchar audio y lo disfruta».
Y todo eso se ha mezclado con la llegada de los asistentes virtuales por voz como Alexa, «que hacen que el consumidor se acostumbre a escuchar y a consumir escuchando».